Si alguien esperaba una sonrisa en el complejo de Atlético, podría haberse pasado el sábado entero sentado en una silla y no iba a captar ni una. El reflejo de la derrota del viernes, a manos de un Patronato que solo cumplió y sacó provecho de los desaciertos garrafales del rival, era tan gris como el cielo que invadía la cancha uno del Complejo de Ojo de Agua.
Antes de comenzar el entrenamiento los jugadores se reunieron. Hablaron. Expresaron emociones y a su vez dejaron sentado que no se puede volver a fallar así. Ganar de local es vital, pero también lo son las armas con las que se sale a buscar la victoria. Y frente al “patrón”, el “decano” pareció ser un cazador de leones que se quedó sin municiones en medio de la selva y rodeado de las que hasta segundos antes iban a ser su presa. O sea, la preocupación principal pasa por alejar la desesperación. La más notoria fue cuando el marcador ya le era desfavorable (1-2).
Se desarticuló la táctica y fueron a la “carga barraca” desbocados y sin una idea clara de cómo llegarle a la visita. “Si vas al todo por el todo, al menos tenés que saber cómo hacerlo”, repasaron algunos miembros. En realidad, todos. La desesperación también fue evidente aun cuando Atlético era dueño del partido y del resultado. Se preguntaron, para qué lanzar tanto pelotazo a dividir cuando es de notorio conocimiento que lo suyo (por altura y cualidades técnicas) es llevar la pelota al ras del suelo. Caso cerrado.
El grupo se propuso volver a fojas cero y volver al Atlético que amargó a Independiente, al Atlético que conocía el negocio de sumar.
Lo que viene
La sesión continuó con fútbol entre los suplentes y no convocados versus un grupo de juveniles. En paralelo, los titulares del viernes hicieron tareas regenerativas y corrieron alrededor del predio. Hoy, a las 10, Erroz hará una prueba pensando Brown de Adrogué. Se descuenta que habrá modificaciones.